Hiperconexión o tecnología 6G

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En Oroc, profesionales del sector de las telecomunicaciones, todavía andan inmersos en la tecnología de quinta generación, al igual que el resto de compañías del sector. Mientras nadamos en el 5G, la tecnología de sexta generación empieza a resonar en la distancia. Es increíble el modo en el que evoluciona todo lo relacionado con el sector de las comunicaciones. Cuando apenas hace dos décadas que los teléfonos móviles cobraron tanta relevancia que se volvieron asequibles a todos los bolsillos, no podíamos imaginar hacia donde nos llevaría la tecnología.

Internet era un sueño para muchos, algo imposible pero factible que se podía utilizar de forma privilegiada. No era para todos. De eso, hace tan solo unas décadas. Cuando los teléfonos, aunque fueran móviles, solo servían para emitir y recibir llamadas. Ha llovido mucho desde entonces.

Allá por el dos mil seis o siete, se hablaba del 2G y poco después, el 3G era lo más puntero que podía llegar a tu teléfono móvil de, por aquel entonces, última generación. La historia la conocemos todos pues en mayor o menor medida, la hemos vivido y contribuido a crearla.

La ironía de tanta conexión digital se aprecia en la desconexión personal en la que vivimos sin apenas ser conscientes. Ahora con el rumor de la llegada de la tecnología 6G, se pretende lograr una hiperconexión en la que todo este conectado entre si de forma inevitable e irrevocable.

Apenas había aterrizado el 5G, el gigante asiático conocido como China, ya aventuraba una nueva tecnología y su clara intención de tenerla preparada antes de que termine esta década. Sus amigos de Corea del Sur, fueron un paso más allá y, aseguraron que, en el dos mil veintiséis, empezarían con su primer proyecto piloto, en tanto que Huawei tiene la intención de poner en órbita dos satélites para comenzar con las pruebas preliminares.

A donde nos conduce todo esto es algo que todavía está en el aire, aunque todo apunta a la hiperconectividad mundial. De momento, vamos a tratar en este artículo de acercarnos mínimamente a lo que sabemos de esta tecnología que llegará antes de lo que pensamos.

Desbancando el 5G

La sexta generación de la conectividad móvil será la encargada de desbancar a la quinta, reemplazándola con una mayor velocidad y menor latencia de la que disponemos en la actualidad. Antes de que eso suceda, pasaremos por un estado intermedio, a caballo entre el 5G y el 6G, al que conoceremos como 5G avanzado que se implementará a partir del próximo año. Este punto intermedio, presume de ofrecer velocidades de hasta diez gigas por segundo. Casi nada.

Uno de los objetivos de la tecnología actual, era reducir la latencia en las conexiones y aumentar al mismo tiempo la velocidad de transmisión de las mismas. Misión cumplida con creces, pero que puede mejorarse con la tecnología 6G. Todavía esta por definir su estándar y se desconocen las bandas de espectro en las que se sustentará para la transmisión de datos, pero se estima que estará listo para ser comercializado en el dos mil treinta, aunque los primeros pasos que dará la red serán con toda probabilidad, entre el dos mil veintiséis y el veintiocho.

Se prevé que utilice unas bandas de frecuencia muy altas y una tecnología de red amplia pero sencilla, basada en la nube. Esto proporciona como resultado una conexión a internet a velocidades muy altas y una latencia de microsegundos. Vamos que se acaban las esperas a cargar la página en cuestión o recibir la transmisión de datos.

A grandes rasgos, 6G, promete y pretende una conexión a la red, extremadamente alta que podría alcanzar la velocidad de un terabyte por segundo. Eso cuando todavía estamos asimilando los discos duros de almacenamiento de ocho teras. Hablamos de una velocidad mil veces superior a la actual en las redes domesticas y diez veces mayor a la máxima que permite la cobertura 5G, de diez gigas por segundo.

Si a esto le sumamos la capacidad para soportar transmisiones de datos con una latencia de un microsegundo, lo que viene a ser mil veces más rápido que lo que rinde un milisegundo, la inmediatez está más que asegurada.

Seguro que muchos se preguntan, al igual que yo, cual es la finalidad de todo esto. Pues bien, el objetivo primordial de este despliegue no es otro que conseguir que todo este interconectado para que vivamos en un entorno totalmente inteligente. A los que aun gustamos de vivir en un entorno analógico, esta información nos genera una extraña sensación de vértigo. Afortunadamente, todavía queda tiempo para asimilarlo y que, esta tecnología llegue a todos.

No sabemos cómo va a funcionar, pero funcionará

De momento no está muy claro cómo va a ser su funcionamiento, aunque si su objetivo final que, según los expertos, pretende conseguir un sistema totalmente integrado y basado en internet para permitir una comunicación instantánea (mas que el Nesquik) entre cualquier dispositivo.

Esto implica que no solo va a suministrar internet a los móviles. Sus aplicaciones pretenden ir más allá: coches y robots autónomos, redes domésticas, toda suerte de dispositivos, inteligencia artificial y mucho más.

La base de su desconocido funcionamiento, se fundamenta en lo que han dado en llamar ondas de terahercios u ondas submilimétricas. Lo que viene a ser bandas de radio con una frecuencia más elevada que las ondas milimétricas que pueden resolver la congestión de la red, ofreciendo velocidades más altas.

Cuesta creer que al mismo tiempo que se implementa la tecnología 5G en el mercado, la 6G esta haciendo sus pinitos. La primera ya comercializada y finalizando su expansión, en tanto que la segunda en fase de investigación y desarrollo. Conceptualmente hablando, el mayor cambio que persigue esta tecnología es convertirse propiamente en un inmenso almacén, gestor y explotador de datos a escalar mundial.

Diferencias con el 5G

Entre los puntos diferenciadores de ambas tecnologías, cabe destacar los siguientes:

Conectividad. Este punto clave puede abrir nuevos campos relacionados con la conectividad. El 5G tiene dificultades debido a las infraestructuras disponibles, por lo que no puede alcanzar algunos puntos. La estructura en la que se sustentará el 6G, será diferente, lo que permitirá mejorar la conectividad en tierra, mar y aire.

Latencia. El tiempo que transcurre entre la acción y su respuesta es otro punto fuerte de la tecnología 6G. La evolución en este sentido ha sido brutal, pasando de los cincuenta milisegundos del 4G, a los 5 del 5G y llegando con 6G a un milisegundo. Gracias a la disminución de este tiempo de respuesta, serán posibles las transmisiones masivas de datos de forma casi instantánea.

Velocidad. Lo que todos queremos, inmediatez y rapidez. Ya hemos mencionado la velocidad que va a ser posible alcanzar con 6G, un terabyte por segundo en cualquier tipo de dispositivo. Asombrosamente, brutal.

Frecuencia. Este es el último punto diferenciador entre ambas tecnologías. 5G opera con banda ancha por debajo de los seis gigahercios y por encima de los veinticuatro coma veinticinco. 6G lo hará entre los noventa y cinco gigahercios y los tres terahercios. Como resultado la velocidad a la que hacíamos alusión anteriormente. Esta conexión mejora y acelera todo lo que hace la actual, como el internet de las cosas, la velocidad de subida y bajada de datos o la conexión a internet.

Entre las ventajas, promete un mundo todavía mas conectado, sobre todo a nivel de distintas realidades, es decir, entre el mundo virtual, la realidad aumentada o mixta y la propia realidad.

Será a su vez, determinante para el avance de la inteligencia artificial, revolucionando la manera en la que aprende, interactúa y es aplicada. Esto proporcionará una distribución de las redes de forma mas inteligente, optimizada y administrada de manera autónoma. Sin olvidar que será a todos los niveles, una tecnología mas eficiente: consumirá menos energía, tendrá mayor capacidad de soporte y admitirá la conexión simultanea de mas dispositivos.

Entre sus desventajas o los problemas que puede presentar esta interesante tecnología, se encuentran más allá de los problemas técnicos a los que se pueda enfrentar, los relativos a la ética y la moral.

Cuestionar este tipo de tecnologías es algo que deberían hacer sus impulsores. A los expertos, les preocupa el uso político que pueda hacerse de la misma. Una conexión de la envergadura de 6G puede permitir crear ejércitos de drones de vigilancia. En China, la implantación del reconocimiento facial se ha establecido con la finalidad de controlar a la población y, eso tan solo con tecnología 5G.

El progreso es bueno, pero no podemos olvidar que, en numerosas ocasiones, no somos capaces de asimilar la evolución de la forma adecuada y eso nos lleva a realizar acciones que nos alejan de la ética. La tecnología nace con la misión de facilitar la vida, no de exprimirla y controlarla. Hay que hacer un uso responsable de la misma.

Uno de los mayores temores es el mal uso que se pueda hacer de una tecnología tan poderosa. La doble cara de esta moneda, se divide por una delgada línea fácil de traspasar. Cruzar esa línea entre la seguridad que pretende y el absoluto control en que puede derivar, es una de las cuestiones más difíciles de resolver y más debería inquietar a la sociedad.

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